Homenaje a 25 años
Poema a Sebastián Acevedo de Gonzalo Rojas
Sólo veo al inmolado de Concepción que hizo humo de su carne y ardió por Chile entero en las gradas de la catedral frente a la tropa sin pestañear, sin llorar, encendido y estallado por un grisú que no es de este mundo:
sólo veo al inmolado.
Sólo veo ahí llamear a Acevedo por nosotros con decisión de varón, estricto y justiciero, pino y adobe, alumbrando el vuelo de los desaparecidos a todo lo aullante de la costa:
sólo veo al inmolado.
Sólo veo la bandera alba de su camisa arder hasta enrojecer las cuatro puntas de la plaza, sólo a los tilos por su ánima veo llorar un nitrógeno áspero pidiendo a gritos al cielo el rehallazgo de un toqui que nos saque de esto:
sólo veo al inmolado.
Sólo al Bío-Bío hondo, padre de las aguas, veo velaral muerto: curandero de nuestras heridas desde Arauco a hoy, casi inmóvil en su letargo ronco y sagrado como el rehue, acarrearlas mutilaciones del remolino de arena y sangre con cadáveres al fondo, vaticinarla resurrección:
sólo veo al inmolado.
Sólo la mancha veo del amor que nadie nunca podrá arrancar del cemento, lávenla o no con aguarrás o soda cáustica, escobíllenla con puntas de acero, líjenla con uñas y balas, despíntenla, desmiéntanla por todas las pantallas de
la mentira de norte a sur:
sólo veo al inmolado.
11 de Noviembre 1983-2008
Participación y fotografías:
Sara Maldonado
Rodrigo Andrade
Sólo veo al inmolado de Concepción que hizo humo de su carne y ardió por Chile entero en las gradas de la catedral frente a la tropa sin pestañear, sin llorar, encendido y estallado por un grisú que no es de este mundo:
sólo veo al inmolado.
Sólo veo ahí llamear a Acevedo por nosotros con decisión de varón, estricto y justiciero, pino y adobe, alumbrando el vuelo de los desaparecidos a todo lo aullante de la costa:
sólo veo al inmolado.
Sólo veo la bandera alba de su camisa arder hasta enrojecer las cuatro puntas de la plaza, sólo a los tilos por su ánima veo llorar un nitrógeno áspero pidiendo a gritos al cielo el rehallazgo de un toqui que nos saque de esto:
sólo veo al inmolado.
Sólo al Bío-Bío hondo, padre de las aguas, veo velaral muerto: curandero de nuestras heridas desde Arauco a hoy, casi inmóvil en su letargo ronco y sagrado como el rehue, acarrearlas mutilaciones del remolino de arena y sangre con cadáveres al fondo, vaticinarla resurrección:
sólo veo al inmolado.
Sólo la mancha veo del amor que nadie nunca podrá arrancar del cemento, lávenla o no con aguarrás o soda cáustica, escobíllenla con puntas de acero, líjenla con uñas y balas, despíntenla, desmiéntanla por todas las pantallas de
la mentira de norte a sur:
sólo veo al inmolado.
11 de Noviembre 1983-2008
Participación y fotografías:
Sara Maldonado
Rodrigo Andrade
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